jueves, 11 de abril de 2013

El Sabor Acre


Borra del fondo, las delicias de una página oscura se arremolinan sobre el hueso de la noche, gastando el sabor profundo de las rancias borracheras, como lenguas acariciando unos pétalos blandecidos por los rocíos...

Lamiendo el plato del hambre se conoce la insaciedad, se pierde el gusto en la desenfrenada búsqueda del gusto, y con el tiempo, se arruina el resto de algo que nos quede por saborear en la humedad de la boca...

Licor amargo, curda macabra que explora los infiernos y envilece a la locura; ¿qué idilio de irrealidad y ausencias hace aborrecer al mundo?

No sé si duela morirse en esos brazos pasmados de innobleza, y sin embargo tan fieles a la lágrima y al rezo, que aturde al alma y somete al cuerpo...

Licor de arrullos bestiales, blanda melodía de fiebre; en el peor de los casos nunca se domina al miedo, siempre se pierde otra vez, siempre hay otra vez, y a veces hay otras veces...

Es como volverse viejo en la ternura de un gajo de temblores, es como cuando se muerde el mal y sabe acre y más se muerde sólo para no rendirse, o para dejarse hundir en la tristeza al descubrirla tan frágil y tan bella que da miedo perdonarse, que da asco verse el rostro, verse las palmas mojadas y adormecidas, verse inútil... sólo verse...

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