miércoles, 3 de abril de 2013

Avanzaba como tropezando...

Tintinearon unas monedas mientras sus dedos y ojos escarbaban ansiosos dentro de la bolsa: -No alcanza. -Susurraron sus labios morados-. Igual elevó la dignidad hasta su frente y acomodando mugrientas matas de cabello cobrizo, Demetrio continuó.
Nada estaba bien aunque se esforzara en disimularlo...
Chancleteando deshilachadas zapatillas sin cordones y desoyendo la insubordinación de un estómago que no obedecía a su pudor, avanzó. Se adivinó en el espectro de una vidriera sin mirarse mirando, y quebrado, y rendido, por entre la curtiembre apergaminada de su cara, el cause de una lágrima lavó el smock de su hábitat...
En la esquina se detuvo. La correntada de seres estigmatizados en una búsqueda distinta a la de el, apenas la esquivó.
De pié... sobre el cordón, Demetrio parecía mecido por un viento sin brisa.
Bamboleante extendió sus brazos como pájaro; recordó risas, abrazos y caricias; imaginó que el escalón bajo sus pies era cornisa y voló...
Demetrio despertó...

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