Hace bastante
tiempo que ando buscando un marco apropiado donde volcar algunas
confesiones que hace mucho que vengo incubando y que ya llegaron a un
grado de madurez suficiente como para que puedan abandonar la rama de
mi árbol interior y sean de dominio público.
Por lo que pude
aprehender sobre la calidad de los visitantes de la web en general,
considero que este es el escenario adecuado sobre el cual volcar mi
secreto, que hasta ahora deambula solitario y sin rumbo por las
áridas planicies de mi conciencia.
Sé muy bien
que no es nada fácil hablar sobre asuntos de naturaleza íntima, y
el tema que me lleva a abrirles mi corazón lo es, y para aumentar el
tamaño del drama que vivo, se refiere al territorio de la
sexualidad. Sobre gustos y tendencias. Sobre mis gustos y tendencias.
Por eso es tan difícil ventilarlos en público.
Sé también
que después de ofrecerles en bandeja de plata mi más profunda
verdad, muchos de Uds. se sorprenderán. Otros, asumiendo una postura
de autosuficiencia, afirmarán: "¡yo sabíiiiia... bien que
desconfiaaaba!
Algunos no le
darán la menor importancia a lo que lean, y otros ni leerán lo que
escribo. En fin, cada cabeza una sentencia, puesto que cada individuo
es el producto de sus gustos y preferencias. Puedo decir,
empezando - y resumiendo - que pertenezco a una minoría con
tendencias sexuales que podrían ser consideradas por la mayoría
como "anormales", lo que, debemos aceptar, no es ninguna
vergüenza, pero se quiera o no se quiera, personas que se encuentran
en mi situación, cada día que pasa son más y más discriminadas,
como si fueran (fuéramos) enfermos leprosos o algo peor.
El grupo sexual
al que pertenezco es - si lo comparamos con la sociedad como un todo
- bastante reducido, pero creo que ése no es un motivo suficiente
para ser excluídos por el abuso de una conducta despiadada de la
mayoría que no respeta la individualidad sagrada del ser humano,
pisoteando con rencor el libre albedrío de las personas.
He vivido mi
particular forma de entender y ejercer la sexualidad, de manera casi
clandestina, usando subterfugios para no ser descubierto "in
fraganti", y es a eso a lo que deseo ponerle un punto final,
quedando liberado de la obligación de vivir callando y/o fingiendo.
Por todo eso - y a pesar de conocer el riesgo que corro - abro de par
en par mi alma ante mis amigos virtuales, y en dos simples palabras
les confieso mi más íntimo secreto:
SOY HETEROSEXUAL.
Sí. Confieso
que pertenezco a la minoría masculina que aprecia el sexo femenino,
que sueña con mujeres, que tiembla de emoción al contacto de la
piel femenina, y, lo que es mucho más grave, que no me arrepiento de
ello, sino que, al contrario, insisto y prometo reincidir siempre que
las circunstancias lo permitan.
Sí, amigos.
Soy heterosexual en un mundo en el que cada vez quedamos menos, y
cada vez más somos considerados como una especie en vías de
extinción, dignos de que nos expongan al ridículo en plaza pública.
Bueno, ahí
está. Para ser honesto, pensé que me costaría más, pero sin
embargo la confesión me salió de un tirón. Ni siquiera un simple
titubeo.
Creo que a esta
altura del partido muchos de Uds. habrán reaccionado horrorizados,
pensando "¿cómo es posible que a un hombre le gusten apenas
las mujeres?...
Así es. Así
soy. Este es mi delito: soy heterosexualísimamente heterosexual.
Le guste a
quien le guste, le duela a quien le duela.
Ahora, después
de haberme sacado este peso de encima, espero que mi confesión - que
reconozco es realmente terrible - no afecte la buena relación
virtual entre nosotros.
Finalmente,
creo que no debo terminar esta declaración ante el escribano mayor
de la Historia o el Fiscal de la Humanidad sin mencionar, para que
conste en acta, que tengo aprecio y consideración por todos aquellos
que no sintonizan el mismo credo sexológico que yo, y que respeto
toda y cualquier tendencia de toda y cualquier persona en toda y
cualquier circunstancia.
Yo, entretanto,
de la misma forma que pertenezco a la generación que aprecia un buen
trago y no de la que se decanta por otro tipo de drogas maléficas,
soy también un miembro vitalicio de la casta de los amantes del sexo
opuesto. Cuanto más femeninas, mejor. Vive la diference!
Bueno, si sobró
alguno me perdone por haber invadido su territorio para volcar en su
pantalla el guión de mis depravados vicios sexuales - bastante
anormales para la época, lo confieso - pero a los cuales, no tengan
la menor duda, no renuncio ni que las vacas empiecen a volar.
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