jueves, 18 de abril de 2013

En Tercera Persona

Una pesadilla le asalta con frecuencia: llega una mujer herida, por la noche, su casa, ubica el agujero en el pecho, a la izquierda... Su sangre al brotar mancha su puerta, al apoyarse, casi desvaneciéndose... Quiere que la deje entrar. Es como el alma de una amante muerta y resucitada, hambrienta aún... Sólo que no está muerta. Y aunque el vello en sus brazos se eriza y un aire frío que proviene de ella, cruza su umbral.  No ha visto a nadie más vivo que ella cuando le toca, apenas roza su mano con la izquierda, su mano limpia, y susurra un "por favor"en cualquier idioma...
No es médico ni nada parecido. Ha llevado una vida normal, lo que un observador llamaría "sin tacha". Detrás, en la mesa, hay una fuente con fruta, una silla, un cuchillo, un plato con pan... Es primavera, y el viento de la noche huele húmedo, amargo y a flores tempranas. La luna irradia su belleza que como belleza ve al fin, tan cálida y ofreciéndole todo...Sólo hay que tomarla. Oye ladrar perros distantes. La puerta está entreabierta O entrecerrada? así permanece...

... y Demetrio no puede despertar...

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