viernes, 24 de mayo de 2013

Dama del Alba, Señor del Crepusculo

Ardo, ardo y no lo ves. Veo la noche, el tejido de tu ausencia que vigila las frontera que me legas...
Un suspiro, un susurro, del abismo brota el canto, la melodía intermitente, la canción sombría...
Es un murmullo, un gemido...
Sombra del medio día, oscuridad en luz, danza en su celda, girando al son de la armonía...
Es un rumor, un llamado,una caricia, un rasguño, una dulce cadencia...
Bienvenida... 
Canta, muere, vive. Camina en espasmos de lucidez por calles inciertas. No temas, al susurro, al suspiro, yo te guío...
Sos el cigarrillo en la mano fumado por el aire, que lentamente se lleva tu humo...

Es hora de temer... Yo te consumo...
Como alguna vez escribió Isidore Ducasse, Conde de Lautréamont...

...Y cuando estés en la cama y oigas los ladridos de los perros del campo, escóndete bajo tu manta, pero no te burles de lo que hacen: tienen sed insaciable de infinito (como vos, como yo, como el resto de los humanos). Ella de rostro pálido y largo, te permitirá  situarte delante de la ventana para contemplar el espectáculo, que es sublime...”

No hay comentarios: