lunes, 7 de febrero de 2011

La Templanza


"Inminente, esta lluvia, igual a todas las lluvias negras...y la negrura del patio se ve sesgada brevemente a la luz de las amenazas de diluvio. Pienso en el cementerio donde yace el cuerpo de mi viejo. Pienso en la tumba descuidada, en el nombre mal escrito por algún boludo sobre el bloque de yeso, en el postergado rincón del camposanto que su condición última de jubilado le impuso. Tengo aún el roce frío y áspero del recuerdo de la primera noche después del callado e interminable mediodía de su muerte. El impulso desesperado que tenía por correr atravesando las treinta manzanas del barrio entero y las cinco de la villa que le sigue hasta llegar a la funeraria. Correr desaforada, agotando despiadadamente el aliento, que todos los pibechorro giraran la cabeza desde la vereda de enfrente al verme, y guardando el respeto se dieran cuenta del porqué..."

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